No, significa no. Al menos eso creí desde pequeña; eso me enseñó tanto mi madre, como mi maestra de matemáticas. Recuerdo bien el día en el que la maestra ‘Bertita’ me dijo: “si un niño te pide hacer cositas que a ti te incomoden, dile que no. Es tu cuerpo y merece ser respetado”. Claro está que más de dos veces algún chico me ha pedido hacer ‘cositas’; algunas veces incómodas, algunas otras no. Más de una vez acepté, y más de cien, dije: No; y NO mi rey, es no.
Me gusta pensar que como sociedad hemos mejorado, que hemos crecido. Que la gente quiere, exige más libertad.
Voy en las calles y me gritan: “sabrosa”. Uso minifalda, y los gañanes no despegan sus miradas de mi trasero (como si se creeyeran Matilda, y que con la mente me la pueden quitar). No puedo salir después de las 12 de la mañana a caminar por mi vecindario vestida de fiesta, porque me da miedo a que me ‘violen’. Me da coraje que en el tren me tomen video, pánico de pasar por una construcción. Y la historia sigue, y sigue, todos los días. ¿Crees acaso que soy libre?
Un policía en Toronto, en una conferencia sobre la seguridad civil, dijo a estudiantes de la universidad de York: “Las mujeres deben evitar vestirse como putas para no ser víctimas de la violencia sexual”. Ahí mismo en Canadá, esta vez en Manitoba; un Juez liberó a un violador confesado diciendo: “la actitud seductora, las ropas atrevidas… evidente que el deseo sexual estaba en el aire”. Es de ahí que proviene: “La marcha de las putas” (The slut walk); de miles de j@venes y no tan jóvenes, inconformes y desconcertados por tan misóginas actitudes.
¿Por qué putas? El término ha sido utilizado como un insulto o bien una etiqueta a mujeres cuya sexualidad, forma de conducirse socialmente, e incluso de vestirse, se encuentra fuera los estándares de lo que esta sociedad considera adecuado y aceptable. Esto nos convierte a muchas en este caso “Putas” y como las putas que somos, debemos de aceptar y callar a que se nos someta sexualmente sin nuestro consentimiento.
Mediante esta manifestación se usa el término “puta” para repudiar y tachar cualquier tipo de violencia sexual contra las mujeres. Ni las trabajadoras sexuales, ni cualquier otra mujer, deben ser violentadas “por putas”. Se defiende el derecho a la libertad de la mujer de expresar su vestimenta, o personalidad sin violencia.
Alegrémonos porque ésta marcha, ésta conciencia, está siendo adoptada por México. Éste movimiento llega a Guadalajara el día domingo 13 de Junio; iniciando en el parque Revolución, terminando en la Plaza de armas. Organizado por un grupo de jóvenes de diversas universidades. y dándole difusión mediante redes sociales y grupos.
Más de dos mil personas se esperaban, pero no llegaron; creo que no todos estamos listos todavía para alzar la voz.
“No somos muchas, pero somos machas”, le escuché decir a una señora que llevaba una pancarta que decía: “Soy puta, ¿y tú mamá también?”.
El micrófono quedó abierto al vox populi. Desgarradores testimonios los que escuché. “Deja de pensar que por el hecho de gustarte mi cuerpo, puedes tocarlo. Puedes mirarlo y hacerme sentir incómoda. Ya no más. Respeto para todos, respeto para ti, para mí. No me conoces, más tienes madre, hermanas, o bien hijas”. Artistas de la escena local aquí en Guadalajara, cantaron unas piezas con mensaje, predicando con sus canciones.
Personalmente me hubiera encantado el haber ingeniado la frase de Cassandra Lopez (una de las organizadoras). La simpleza con la que citó: “Yo jamás he escuchado que una falda le hable a alguien” (Aplaudí como si no existiese un mañana).
Era cierto, estaba pasando. Por primera vez estábamos gritando: “Basta, no más femicidios, no más abusos, ya no más”. Hombres, mujeres, marchando por sus madres, hermanas, por ellas mismas, por México mismo. Algunas vestidas con tacón y minifalda, algunas con sus hijas de la mano, pero todas respondiendo a una misma voz: “NO, es no”.
Que si me pongo una borrachera tremenda y estoy vestida de manera provocativa, no es no. Que si te beso, pero al final no quiero tener relaciones contigo, no es no. Que si te abrazo porque eres mi amigo, no te confundas, no significa que quiera corcharte, no es no. Que si uso una falda corta y unos tacones, no significa que puedas o quieras tocarme, no es no. No necesito que me grites: “mamacita”; en cambio si quieres externar tu sentir hacia mi belleza, puedes acercarte y de manera –amable- como se supone que debe de ser, decirme: Mujer, qué bonita que está usted. ¿Ves la diferencia?, no es no.
-Fernanda Cornejo
